¿HACIA UNA HUMANIDAD SIN HUMANIDADES?
Fernando Savater, hace una fuerte
crítica respecto a la probable desaparición en los planes de estudio de las
humanidades, para ser sustituidas por materias de especialidad técnica. Las siguientes generaciones
dice Savater (1997) se perderían de la visión histórica, literaria y
filosófica, prescindible para el desarrollo de la humanidad. Hoy la enseñanza
se enfoca en los conocimientos que tengan una utilidad práctica y una directa
aplicación laboral.
La cultura científica y la
cultura literaria se enfrentan en una sociedad donde la necesidad la ha llevado
a tener materias más prácticas para la vida diaria, y los profesionales de las
materias consideradas de letras, ven con preocupación esta desconexión a los
principios filosóficos del que dependemos todos.
No es intención menospreciar a
las llamadas ciencias exactas, ni mucho menos considerar a las materias
humanistas en más que prescindibles. En este mundo moderno, reconozco que por su
practicidad ante tanta competencia, se implementen materias más técnicas y
disminuyan los horas a las “menos prácticas”, ya que las horas lectivas se
incrementarían y el alumno tiene límites en su capacidad de asimilación.
Por otro lado, las materias humanistas
carecerían de significado si algún profesor, más que enaltecer el espíritu, con
su apatía, los alumnos solo recordaran lo estéril y carente de sentido del plan
de estudio. Es importante señalar, que este análisis cabe para las dos
culturas, tanto la científica como la literaria. ¿Cuántas personas conocemos
que nunca han tenido gusto por las matemáticas, por la física, por la lógica,
también muchas personas tienden a aborrecer la literatura, la cívica, la
retórica, etc.? En todos los casos, los
profesores que tienen horas lectivas, independientemente de cual sea la
materia, debieran, en estricta teoría, atraer el conocimiento mediante el
estímulo a los estudiantes, despertar en ellos la curiosidad, comenzar con
lenguaje sencillo y atractivo, engancharlos con algo que les interese. Sin
embargo, tristemente pareciera en algunos casos, que más que atraer el
conocimiento, el objetivo fuera expulsar el conocimiento.
Para Fernando Savater, “la principal causa de la ineficacia docente es la pedantería pedagógica. No se trata de un trastorno psicológico de unos cuentos, sino la enfermedad laboral de la mayoría” (pág. 53)En este aspecto uno de los factores de la pedantería es que los profesores tienen la creencia de que los alumnos debieran sentir la misma pasión que el siente por su asignatura, para esto y según Savater la equivocación metodológica es que el profesor comienza su asignatura por sus fundamentos teóricos, lo cual desde el comienzo acarrea falta de interés por parte del adolescente.
Para evitar esto, la intención
sería abrir el apetito cognoscitivo, sin agobiarlo ni impresionarlo, para que
pueda darse esta dinámica el profesor debe contar con la humildad suficiente de
que él estuvo en ese mismo lugar hace tiempo y no contaba con los conocimientos
que tiene ahora. Bien dice Savater “la forma de enseñar las cosas importa
muchas veces más que su propio contenido, porque la pedantería puede boicotear
la pedagogía” (pág. 56).
Finalmente, la educación
humanista tiene como objetivo fomentar el uso de la razón, la adquisición de
habilidades de observación, de abstracción, deducción y argumentación. Aunque
la intención no es hablar con arte, sino pensar correctamente y
consecuentemente saber actuar.
“Nuestros sistemas educativos, si bien imperfectos, funcionan en cierta medida. Lo que se requiere es la mejora de ellos, siempre en atención a las realidades y a sus posibilidades dentro de todo el sistema social” (Villa. 2018).
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